Uno de los aspectos determinantes a la hora de establecer una vinculación entre sostenibilidad y tecnología es la obsolescencia programada por la que todos los aparatos
electrónicos que adquirimos tienen fijada una fecha de caducidad en la que dejarán de funcionar; en el caso de los teléfonos
móviles, suele coincidir con la finalización de los periodos de permanencia,
portabilidad, etc. que exigen las compañías.
Aceptando de antemano esta
premisa, ¿Qué criterios podemos plantearnos a la hora de adquirir un nuevo teléfono móvil?
La sostenibilidad puede ser
abordada en distintos aspectos, desde los éticos (como el origen y proceso de los materiales
empleados en su fabricación) hasta las posibilidades de reposición de piezas y
reciclado de los aparatos.
CRITERIOS ÉTICOS
Desde el punto de vista ético, se han de tener en cuenta los criterios de la producción de metales como el oro,
platino o coltán, así como a las condiciones de semi-exclavitud en las que se extraen, y de las que se derivan consecuencias ambientales y sociales en las zonas de extracción. Existen
indicadores como el que encontramos en la página la Huella de Esclavitud (Slavery Footprint) donde nos responden
a preguntas como: ¿cuántos esclavos trabajan para ti?
En este aspecto iniciativas como las
de FairPhone están consiguiendo
poner en el mercado alternativas basadas en el comercio justo de aparatos
electrónicos, llevando términos como “ético”
o “sostenible” al consumo de la tecnología.
Su principal filosofía es la responsabilidad en cuanto al proceso de producción y creación, que tiene en cuenta todos los recursos empleados y personas implicadas.
Se eligen materiales “libres de
conflictos”, sin sufragar a organizaciones militares.
Existe un fondo añadido a los costes con el fin de que los
trabajadores implicados en la producción y búsqueda de
materiales, puedan resolver problemas y necesidades en temas relacionados con las condiciones de vida, el trabajo, los sueldos o la educación.
El diseño es abierto, su
comercialización está abierta al público y sus mecanismos de producción se explican claramente en las especificaciones del proyecto.
Está liberado y con el bootloader
desbloqueado para que cualquier usuario pueda utilizarlo.
Se puede elegir el sistema operativo; no se incluye ni el cargador ni otros accesorios como los auriculares con la idea reducir la producción de residuos inútiles, ya que la mayoría de usuarios ya cuentan con un cargador y con el conector microUSB presente en el dispositivo.
El dispositivo se puede
desmontar con facilidad a modo de un
teléfono modular. Todos los componentes, incluidos los menores (cámara,
altavoces, micrófono, puerto USB) se pueden sustituir sin más complicaciones
que un destornillador.
No está apoyado por ninguna marca
potente, ni tiene un aspecto técnico que lo haga destacar Es básicamente un
smartphone basado inicialmente en Android 4.2 y sus especificaciones son básicas: CPU quad-core MediaTek 6589, pantalla qHD de 4,3
pulgadas, cámara posterior de 8 Mpíxeles, 16 GB de capacidad, batería
intercambiable y ranura microSD.
REPOSICIÓN DE PIEZAS
La idea un teléfono ampliable o
reparable “por piezas”, es un planteamiento que puede mitigar la
obsolescencia programada. En 2013 Google
anunció la puesta en marcha del llamado Proyecto
Ara, que tiene como objetivo el desarrollo de un smartphone modular consistente
en un armazón básico donde poder ir sustituyendo piezas a medida que se rompen
o se quiere cambiar las características.
El proyecto, presentado en el Mobile
World Congress en 2015, sigue el mismo concepto modular (a modo de piezas de
Lego) que fue explorado anteriormente por Phonebloks con el fin de minimizar
los residuos electrónicos; finalmente
ambas empresas se unieron y Google con su equipo de Android se encarga del desarrollo del proyecto.
Se desarrollan en una plataforma de hardware abierto, con componentes que una vez ensamblados dan lugar a un smartphone personalizado. El usuario puede elegir la pantalla para acoplar a su smartphone (o reemplazarla si sufre alguna avería), Se pueden seleccionar la cámaras, la memoria o la batería que mejor se adapte al uso, etc. La base es un chasis de dos caras en las que encontramos conectores e imanes donde ensamblar los módulos.
REUTILIZACIÓN Y RECICLAJE
Para la reutilización, los mercados de segunda mano pueden ser una
buena solución. El reciclaje es viable técnica y económicamente; lo único que
no se recupera de un teléfono móvil es la batería, el resto de componentes se
puede reciclar para obtener los materiales que los forman, además de los
plásticos, el cobre o el estaño se encuentran también en cantidades mínimas, el
oro o el paladio o coltán.
En España los consumidores pagan, dentro del precio de cada
producto, una cantidad destinada al reciclaje; es una obligación del fabricante
garantizar este proceso para financiar a las organizaciones que se ocupan del
tema.
Dentro de Recyclia se encuentra la fundación Tragamóvil, dedicada
específicamente a reciclar móviles y que en 2014 gestionó 372.000 kg de móviles
y periféricos de telefonía; paralelamente a esta actividad se organizan iniciativas con incentivos para recogida de estos aparatos.