El Bogolan o “paño de barro” es un tejido originario de África Occidental sobre todo de Malí y Burkina Faso. Etimológicamente significa "hacer con la tierra", de la lengua bambara: "bogo"-"tierra" y "lan"-"viene de".
La mitología Mandingo nos cuenta la historia de la aparición del Bogolan, según la leyenda, una mujer dejo secar su ropa teñida con plantas al borde de un río, la ropa se manchó de barro y cuando trató de limpiarla observó que el barro (bogo) había teñido la tela apareciendo pequeñas manchas.
Esta reacción química producida por el contacto del barro y la tela teñida, empezó a utilizarse a partir de entonces añadiendo patrones, formas y tinturas a base de cortezas, minerales naturales o elementos vegetales.
Los dibujos que se imprimían en los paños estaban cargados de simbología con alusiones específicas a su función y uso; de esta forma el Bogolan nació con su propia escritura social que traducía problemas políticos, anunciaba una boda o significaba el estado social de quién vestía la prenda.
Como corresponde a la tradición y la cultura africana, fueron las mujeres las que de una manera creativa, mejoraron el proceso del bogolan introduciendo textiles, plantas etc. Esta artesanía se reservaba a las mujeres de edad avanzada que no podían dedicarse a trabajos pesados, y que con minuciosidad preparaban las telas con dibujos simbólicos dependiendo de su utilización posterior.
PROCESO
El tejido base es una tela de algodón más o menos gruesa, compuesta de tiras estrechas tejidas manualmente
En primer lugar las "bogolaniste” preparan la arcilla, el barro se obtiene en aguas estancadas y se deja fermentar en un frasco.
La tela de algodón puro se empapa en una infusión de abedul (n'galaman), y después se seca al sol, cuando se sumerge en la decocción se vuelve de color ocre oscuro y el sol le da el color final.
A continuación, se aplica el barro con brocha o lápiz, con plantillas o a mano alzada a través de espátulas de metal, tallos de mijo de Palmira o plumas. El lodo fermentado reacciona químicamente con la base del ocre seco dando lugar a un color negro denso; los bogolans tradicionales son bicolores sólo con el contraste negro-amarillo, los tonos blancos se consiguen con una mezcla de varios jabones, los rojos oscuros con la decocción de la corteza Raisinier Africana (n'pecou)
Todavía se practica esta técnica por las tribus Dogon, Bobo, Senufo de etnia bambara y cada una desarrolla su propio directorio de estilo y patrón.
En los años 80, el diseñador de moda maliense Chris Seydou, introdujo por primera vez el Bogolan a escala internacional para las grandes firmas de alta costura, posteriormente le siguieron numerosos artistas africanos y occidentales que ampliaron su primitiva utilización de vestimenta, al decorativo de diseños de interiores, marroquinería, artes escénicas, muebles, etc.
Esta intrusión moderna en los paños de bogolan, ha dado lugar a importantes cambios y ajustes en los diseños para adaptarlos a los cánones de la moda actual; estas innovaciones a menudo implican la reinvención de dibujos y temáticas tradicionales, adaptación de tecnología, productos, modelos y canales de comercialización alejados del objetivo de los artesanos tradicionales.
El Bogolan, representante legítimo del mundo Mandingo, con su sistema de signos, patrones, práctica estructurada, técnica y valores, supone un discurso sobre la vida muy alejado de las exigencias que provienen de la dimensión industrial de un producto. Su significado simbólico tradicional se ha convertido en juegos gráficos puramente decorativos
El desarrollo y la seducción comercial tienen un precio que debe ser evaluado razonablemente para evitar riesgos como la desaparición de los motivos antiguos y tradicionales y la limitación que supone responder a las expectativas de los consumidores occidentales y “occidentalizados”.
El paño de Bogolan, debatiéndose entre la modernidad y la tradición podría perder su alma y su valor cultural que representa lo bello, lo útil y lo eterno africano.